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Obra colectiva Nuestro paisaje-mi paisaje (2013)

[vc_row][vc_column width=»1/2″][vc_custom_heading text=»Obra de José León 1982-1992″ use_theme_fonts=»yes» el_class=»heading-left-border»][vc_column_text]

Lugar: Espacio ArteAbierto

Este mosaico de participación colectiva representa una imagen constructiva del espacio, el deseo inconsciente y conmemorativo de una extraordinaria inquietud, realizada por 26 artista nacionales de reconocida trayectoria. A través de la confluencia  de  distintas miradas podemos aproximarnos al estado del arte de los años 80 en nuestro país, siendo considerada un patrimonio de la historia del arte chileno.[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_single_image image=»9990″ img_size=»full» alignment=»center»][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Vómito, de Carlos Maturana, Bororo
El despiste del significado comenzó con llamar Vómito aa la marca del trapo sobre la tela. Los pintores eufóricos encuentran un cuadro partido en la horizontal. Arriba el árbol, el ápice de sol, la oscuridad de una tarde y un hombre puesto bajo la lluvia. Abajo, el mismo hombre u otro, que corre tras la metamorfosis propia. El hombre que desea convertirse en un avión. Una mirad nueva pude ver fusilamientos en la noche. Sin siquiera sonrojarse Fernando Allende dice : “Vómito” es un pedazo de rincón de un  cuadro de Leonardo Da Vinci, hecho con fineza extraordinaria.”

La mujer del cigarro camino a una fiesta de Sammy Benamyor
Borrada por su autor ahora es otro cuadro con otro peso del color, más poético y liviano. Se trata del gesto primitivo, pureza del acto y vuelo puro de la figura de la mujer. Materialidad de la cabeza femenina, tiempo imaginativo del cigarro y el humo ´por narices y boca.
Es una cabriola del henio pictórico que se plantea de otra forma: éste soy yo. Tiene esa visión personal del imaginario, donde reposa el humor para que veamos al artista representado en otra obra. Obsérvense ahora el valle donde pasean personas, paisaje nocturno lleno de estrellas con objetivos volátiles y en el centro un ave una paloma tiranosaurio.

José León, de Gonzalo Ilabaca
Ilabaca se ha quedado en pana en el desierto cuando vino al taller La Brocha, pintor que estuvo pintado en este lugar para su exposición en Las Condes. Trabajando todos los marcos para la exposición exitosa y también contando su historia de la Ruta 5 y los gitanos en Chile. Su pintura, un retrato de José León, termina aún más la serie donde se realiza muy conforme. Un retrato hace sentir el aprecio por las personas, marca de vida en rostros, camisas, lugares, de vivencias, el color de superviviente dramatismo, denuncia, sin duda, la presencia de Gonzalo glorifica la colectiva. Paradoja: Ilabaca fue uno de los primeros quienes le ofrecieron participar en 1982. Pinta en 1992.

1983, de Benito Rojo
La postal encubre pertenencia al anillo generacional. Duela lo que duela, denuncia la violencia de esos años y su presencia es el compromiso con la misión actual de la pintura. La obra posee una profunda timidez de arterias intravisuales, obteniendo para el exterior, un  mensaje expedito de un estilo solo para expertos degustadores.

Blanco y Azul en el vacío
En el segundo chorreada a la izquieda. Rojo de otro espacio zenísticio. Catalogado ausencia de paisaje nocturno y de una meteorología fantástica de no pintarlo. Tatiana Cumsille apunta: “es el tiempo de ocupa el ir y venir de una palabra a otra.”
Montes de Oca hizo un ABC en 1984 y cuyo método zenístico lo estudia Félix Schwartzmann en Teoría de la expresión.

El rostro de la noticia, de Ricardo Irarrázaval
Entre el velo y el rostro diagonal del ciudadano, por lo tanto, dos rostros. El primero humano y adelante. Atrás, la máscara chinesca que se presta a encubrir la verdad. Encubrir el rostro para que se vea el maquillaje, camuflage y espera el éxito. ¿Quién empuja a estos personajes a estar  en el centro de la noticia?

Los números, de Leonardo Murialdo
Una historieta de número, donde la distinción breve dentro del programa, enfoca la duplicidad de ese angustiante infinito matemático de la percepción del mundo del mundo del consumo, cuyos resortes son Elvis Presley, Andy Warhol y la rubia Marilyn Monroe.

Condorito, de Eugenio Dittborn
La ridiculez del candor de esa mirada franca, de ingenuidad imperecedera sobre nosotros, una triste y tremenda confrontación del chileno, con el roto y la imagen popular.
Coloración de Condorito- blanca para un símbolo de un personaje público- falto de un símbolo en pleno día, donde las imágenes pueden pedir las vacaciones en la playa.

La Erre, de José Balmes
Quizás, toda una mancha ideológica venida de los versos agradecidos del Wnnipeg.- Cruces del harakiri chilensis-, ante una tela, manchas doradas en un dibujo que vuelve impecable.
La Erre con un realismo terrible, de retrospectiva, razón, resistencia, residencia. Trabaja elementos trasladados de la tierra, fonolas, piedras, tierra, blosas plásticas, trozos de banderas, calcetines, de ejecución corta, es enérgico y directo. De sencilla persona llega a cuadros pintados como quien barre para lo propio, un artista que constituye el esqueleto emocional de hoy en la plástica: “un tiempo después también sería la mía para siempre”.

Raúl Zurita, de Roser Bru
De origen catalán, con el tema de la memoria se refiere a las iniquidades de la historia humana. Los rostros entregan  los secretos de la tridimensión lineal, de ojo a ojos son paredes y espacio de trayectoria marítima en Gabriel Mistral. En Zurita, se centraliza el rojo, el lila espiritual cuyo polvo humano tiene el luto de las jinetas del poeta, polvo doloroso que necesitan los poetas para crecer.
Cuando el artista sale decolorar la figura, ya la línea ha producido el impacto cercano con lo eventualmente desconocido. Enrique Lihn: el loco suelto de la arena no tenía otro almacén de la esquina que el mar.

Ilusión intergaláctica, de Victor Codocedo
Estampa con velo sobrepuesto y volando presto como una servilleta de papel atrapando el hueso o lo UNO intergaláctico. Otros mago quieren la huella de King Kong.
A lo mejor este hueso de cavernícola cruza tiempo-espacio del film 2001 antes, gran autocrítica del destino con la  paradoja del tiempo humano y , sobre todo, el humor para encontrar materia aérea al espacio de la imaginería.
La calidad estética y desarrollo de este artista se vieron truncos al morir joven, pero se encuentra firme su eclipse en el alma de su generación.

Qué está pasando, de Bruna Truffa
Un collage – pintura de un amor interrumpido como claxon de un multimedia o de un enemigo común: participa en Enemigo público (1985), Vía Crucis, La moda mata (1986), Soberbia motors  (1987), Mi nombre es legión (1988).
El teléfono es l cuerpo estremecido en este clip acalorado de contestar llamadas ya que molesta al sexo y al amor, y el catálogo Cirugías Plásticas (Berlín), en una sociedad de cansancio continuo y aceptación a regañadientes.

Toda guerra, de Carlos Altamirano y el niño Tomás
Se instalan en las fotos de familia, sin la guerra, pero jugando a la guerra fuera de casa. Para vencer la guerra se juega a la paz. El niño, no obstante, siempre es inocente del juego. Pero este comienza con la guerra de los niños.
Holderlin: el niño es libre como el viento, donde el viento lo azota muchas veces. El trauma del origen de la guerra está en el símbolo del niño.

Los hermanos de la costa, de Fernando Allende
Se trata de un axolotl legítimo, cuya identidad con el cómic chilensis lo hace un narrdor con el misterio estomacal de Carlos Castaneda. Su pasividad recomienda seso para avivas el seso, y espíritu para el alama sin importarle que digan sicodélico. Tiene un plan secreto para el alma plástica, algo así como historieta por historia, taller por  representación, lápiz negro para ser actor del lápiz. Excelente bailarín de servilletas apasionadas de cueca brava. En colores tiene noches urbanas, periféricas, de gran mancha si se quiere. Usa un sombrero de cazador de venados, muy delicado con sus amigos, pero tiene una pisotada de yeti monográfica. ¡Plaf!

Humberto Nilo, de Humberto Nilo
Jugador de fútbol, de mucho humor, serio candidato a cualquier puesto oficial sin desmantelar su imagen. Un realista de mirada fija en la disyuntiva de un mundo feliz y vivir el poder absoluto de la imagen. Se presenta en la XX Bienal de Sao Paulo, Brasil, con un montaje de autoconciencia  de artista chileno y grito americanista.
Le han dado páginas de crítica en Chile, Arte Actual,  Galaz-Ivelic, para confesar el desconocimiento de sus intenciones básicas. Siempre pretende anular la ayuda de un realismo infantil, su corazón rockero, que ya no destroza los compases del lado violento de la música de Jimi Hendrix: Donde se esconde una fiera, una buena piedra de oro deben haber.

Joven muchacha, de Gonzalo Cienfuegos
Pasión retórico del pintor en esta mujer con palmera al borde. Edificación de un ignoto mundo femenino. La pamera es una malla que evoca esa mujer única y románica. Siempre realiza historia de la pintura a través de su pintura. Impone su fisonomía y estereotipos  de belleza clásica, epopéyica y surrealista hasta el hiperrealismo. Con cubiertas y superficies de gran fineza su gesto es doblar la pintura, para que la historia de la pintura lo siga por donde él vaya. De estas son las aguas vertidas por Nemesio Antúnez. También al revés como huella de otras huellas, Ismael Frigerio y Ángela Leyble confrontan con imágenes la amnesia cultural de la colonización.

Omar Gatíca tiene el azul encapuchado
Que las cruza de hábitat humano que se tapa con fragmentos – montes   – retazos –casas de un sabrosa ciudadela con gesto y colores, que implica directamente los hitos de su formación universitaria de los años 80. Es una fiesta donde amarra una ciudad acartonada, recortada y protegida por la unidad cromática, y están las praderas jóvenes de gran amarillo y salmones, que giran y cambian con cortes de valles diseminados, y el gesto se hace pintura abstracta muy valiosa par la imaginación del caos creativo…, “quiso conquistar a la pintura antes que esta lo conquistara a él”. (1998, Milan Ivelic)

Escalera en pedazo de cielo, de José Basso
Un romántico de amplio horizonte, sencillo y transparente. Acierto delicado para imponer un plazo emocional cortísimo para ver. Esta mirada exige recordar esa metafísica del pintor que vive cerca del mar y con ese horizonte que nunca se borra. De lo indeleble, lo eterno, donde lo humano aspira a dormir y saltar a un cielo imaginado.

Paisaje, de Milton Lu
Su participación en la colectiva del PRED  fue fecunda. La exposición, la cancha rayada realizada en Galería Chilensis, permitió conocer lo mejor. Pinta y descansa para volver a pintar. Es escultor de los mencionados en Las maderas de fin de siglo y está unido a dos generaciones, límite entre dos guas como su pintura. Un cruce de la Contingencia psicodélica y la taquila. Pone en su arte su paisaje interior como lo haría un clásico. De pintura inolvidables donde el cielo corre igual al cine, y huaso chilenos de rostro pálido y noble hasta sin caballo.

El caballo en el estadio, de Matías Pinto DÁguilar
Un acertijo mítico que pone en la rueda de los pintores los primigenio. Desde Pirque, donde vive, atrapa caballos y geometrías. La contemplación místicas para ser la factura categórica de su obra. Como espectador es viajero de ese momento en sus pintura. Hábil manipulación de signos y espacio sentimentales. En sus obras lo fugaz encuentra su lugar, pero ¿de dónde le viene la unidad de hombre y caballo? Proceso histórico del caballo desde las pinturas rupestres: “Si con frecuencia les cerceno la cabeza, es porque me rebelo contra la falta de desarrollo intelectual del individuo contemporáneo… Mi aspiración es que la gene se comunique con mis cuadros directamente. Si yo logro dar esa sensación de movernos hacia un aire más puro y más fructífero, espléndido, pero si alguien se angustia con mis seres, que sea en buena hora. La angustia no es un mal sentimiento, porque implica la obligación de caminar hasta salir de ella”.

Retrouve (objeto encontrado), de Ernesto Muñoz
Un letrero caminero de un antiguo participante del movimiento Forma y Espacio, cuya línea lírica expresionista postula un arte conceptual y una chilenidad vivencial poética y programática para una sociedad más tolerante. Ver su Programa de 1971 en Chile Arte Actual de Ivelic-Galaz. También se destaca en arreglos florales de ikebanas.

Plaza Italia, de Pablo Domínguez
Un artista que persigue en su visión todo lo que se mueve en el suelo, en el aire. Sus dibujos son pretextos para desdibujar con el color y pintar sus adorados símbolos. Mantiene  un cándido frescor para controlar la luz y el color en los grandes formatos. Atrae la originalidad de colores y sin grandes cambios, su obra se baña de fuerza juvenil, reconociéndose fácilmente en su soltura alegre y pícara. Se comenta que será uno de los más solicitados del año 2000, modestia de los críticos ante el impacto de su éxito. Se logra ver la fuerza del ave que cae a colores estridentes sobre la puerta de la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile. Las calles son ríos azules y el Mapocho es tierra café.

Canchas de football, de Nemesio Antúnez
Nació en 1918 y como director del Museo Nacional de Bellas Artes inauguró un museo abierto. Con el programa de televisión Ojo con el Arte llegó a ser el artista de mayor renombre nacional.  Irradió un humanismo que representa el grado excelso de perfección que otorga el arte. Capta en sus obras la soledad urbana, donde posee silencios y luces tamizadas de rigor arquitectónicos y su arte desmiente la deshumanización que se le atribuye el posmodernismo.

Cruce de Símbolos de Dávila y Díaz
La dilatación del símbolo del partido comunista encima de la mujer-pene. De no tan difícil traducción, ironía del verde cocina para símbolo político y  el rojo para mujer-pene. Entrecruce de factores ideológicos que se mantienen en el arte chileno, tanto de manufactura industrial como de factores de resolución que los hombres tendrían que llevar a cabo para peinarse con una nueva vida.

Las cruces, de Lotty Rosenfeld
En la calle Manquehue y Avda. Kennedy –Los Militares, estableció registro de video y cine para la acción de arte de una milla de cruces sobre el pavimento, creando sorpresa y conciencia que los aristas necesitaban. Diciembre de 1979, el pegafix, sus manos y sus chalas artesanales fueron solitariamente anunciando esta íntima rebelión interna del artista. La fotografía que la muestra trabajando en su acción de arte tiene domo fondo sitios eriazos de desamparo y esperanza.

Información obtenida del libro “Que las pinturas anden por los aires” José León.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row disable_element=»yes» css=».vc_custom_1532455694308{margin-bottom: 30px !important;}»][vc_column][vc_custom_heading text=»¿Le vas a leer a un niño? Aquí te recomendamos estrategias para las fases de la lectura y la conversación» font_container=»tag:h3|text_align:left» use_theme_fonts=»yes»][rt_accordion_style radiant_extra_id=»acordeon2″][rt_accordion_style_item radiant_accordiontitle=»Antes de la lectura»]

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